Entre divisiones y unidad, Senegal exige que se celebren las elecciones lo antes posible.
La anulación de las elecciones previstas en Senegal este domingo 25 de febrero ha sacudido la estabilidad de la democracia senegalesa encendiendo las calles en protestas.
Cientos de personas se congregaron ayer sábado 24 de febrero no solo para expresar su descontento con la decisión del presidente Macky Sall, sino también para evidenciar las fracturas y la diversidad de opiniones dentro de la oposición.
Mientras Macky Sall enfrenta acusaciones de intentar prolongar su mandato mediante tácticas dilatorias, la oposición parece estar lejos de un frente unido. Con dieciséis candidatos aspirando a la presidencia, la escena política se presenta más como un conjunto de intereses que como una coalición cohesiva. Entre estos, Ousmane Sonko y Diomaye Faye destacan como favoritos, pero no sin controversia.
En dicha manifestación se puede ver reflejada la controversia tras las duras (pero firmes) declaraciones de una señora que expresaba su indiferencia ante los candidatos Ousmane Sonko y Diomaye Faye, representantes del partido Pastef y encarcelados ahora mismo.
Su apoyo a Khalifa Sall, pese a las tensiones con el partido del que forman parte Sonko y Faye, refleja un microcosmos de las divisiones internas. Sin embargo, su partida fue seguida por un coro resonante de ciudadanos, unidos en canto, «Sonko es Diomaye, Diomaye es Sonko», y «Sonko, te echamos de menos», una muestra de la complejidad y pasión que caracteriza a la política senegalesa.
El día de ayer se confirmó el fervor democrático de Senegal y de su demanda unánime por elecciones. Aunque las diferencias entre los partidarios son evidentes, la manifestación reveló un objetivo común: la realización de elecciones libres y justas lo antes posible.
La situación en Senegal es aún más grave debido a los recientes cortes de internet y las muertes ocurridas en manifestaciones, sumando un total de cuatro víctimas. Estos eventos han exacerbado la tensión entre el gobierno y el pueblo, que ahora se muestra reacio al diálogo. A pesar de que el Tribunal ha invalidado el decreto presidencial que anula las elecciones, y en medio de crecientes demandas por su realización, el presidente Macky Sall ha extendido una invitación al diálogo que el país sigue rechazando.
Los acontecimientos en Senegal son un recordatorio de que, incluso en la disidencia, hay una búsqueda compartida de cambio y progreso. Mientras las calles de Dakar se llenaban de voces y cantos, la verdadera esencia de la democracia se hacía eco en cada esquina: el poder del pueblo clamando por su derecho a decidir su futuro en las diferentes manifestaciones convocadas. La respuesta del gobierno en los próximos días podría ser decisiva en la forma en que Senegal navega por este momento crítico de su historia democrática.
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